Proyecciones privadas indican una desaceleración en la inflación de septiembre, pero el costo para llegar a ese número es altísimo: recesión, parálisis de ventas en las pymes, desfinanciamiento a la educación, a la salud y jubilaciones y falta venta del patrimonio nacional por medio de las privatizaciones
Distintos relevamientos de consultoras privadas indican que la inflación de septiembre experimentó una desaceleración, alcanzando entre el 3,2% y el 3,5%, una cifra que representa la primera vez en el año que la suba de precios comenzaría con un 3%. Este dato es lo que mostrará como algo «positivo» el gobierno, pero ese numerito es a costa de una gestión aterradora: recesión, parálisis de ventas en las pymes, desfinanciamiento a la educación, a la salud y jubilaciones y falta venta del patrimonio nacional por medio de las privatizaciones
En su análisis, Orlando Ferreres y Asociados señaló que el Índice de Precios al Consumidor (IPC-OJF) registró un aumento mensual de 3,2%, lo que implicó una inflación interanual del 201,4%. En tanto, la inflación núcleo —que excluye componentes volátiles como los alimentos y la energía— mostró un incremento del 2,6% mensual. Entre los sectores con mayores aumentos se destacaron Transporte y Comunicaciones (5,5%) e Indumentaria (5,1%).
Estas cifras brindan un panorama nada alentador para las pymes y los ciudadanos en general, ya que el gobierno no tiene otra gestión más que el recorte a la clase media; la baja de la actividad económica de las pymes; la desindustrialización y la venta del patrimonio nacional; sumado al desfinanciamiento educativo, a la salud y el recorte a las jubilaciones y pensiones.
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